Los niños pequeños del programa de intervención temprana (E.I., siglas en inglés) pueden necesitar más apoyo y paciencia que otros mientras exploran el mundo sensorial que los rodea. Juntos, las familias y el equipo E.I. pueden planear divertidos juegos y experiencias sensoriales que les ofrezcan el apoyo extra que necesitan para explorar su mundo con confianza.
Los cuidadores quizás se preguntan sobre las grandes variaciones de comportamiento entre los niños. Puede ser que quieran saber cuáles reacciones a las experiencias son típicas y cuáles no (son atípicas). También es posible que el cuidador vea que el niño muestra interés y miedo en distintos momentos, incluso en reacción a la misma experiencia. ¿Cómo es posible que las reacciones de los niños sean tan distintas? Las familias y el equipo E.I. pueden colaborar para comprender el patrón del niño y apoyar sus necesidades de desarrollo singulares. Considere los ejemplos a continuación:
“¡Bip, bip…vrum! A Joey, bebé de 9 meses de edad, le encanta andar en el auto. Sonríe, patalea y agita los brazos cuando su mamá lo sube al auto. Su mamá oye las risitas del niño cuando pasan por caminos disparejos y cuando se acelera el motor. A Lily, también de 9 meses, no le gusta andar en el auto. Llora cuando su papá abrocha el asiento de ella y grita cuando retumba el motor o suena el claxon.
“¡Salpico, chapoteo, burbujas!” Hui, que tiene 12 meses, gatea a la tina con una gran sonrisa en la cara y se para apoyándose de la tina cuando oye que corre el agua. Después de que su abuelita la mete en la tina, patalea y sumerge las manos en el agua. Brandon, también de 12 meses, se aleja gateando del baño cuando oye que corre el agua y se queja cuando su mamá lo pone en la tina. Extiende los brazos hacia ella con el ceño fruncido.
En cada uno de estos ejemplos, ambas reacciones son típicas del comportamiento de los niños pequeños. Los bebés y niños menores de 2 años están desarrollando su habilidad de procesar y entender diversas experiencias sensoriales. Es provechoso cuando los adultos se recuerden que el mundo es un lugar nuevo para ellos. Los niños muy pequeños están descubriendo qué texturas, sonidos, sabores, aromas y vistas contiene el mundo, cómo sus cuerpos sienten estas experiencias y qué significan las mismas.
Las secadoras de manos, la descarga del inodoro, las tormentas eléctricas y las sirenas de camiones de bomberos son ruidos fuertes. Algunos niños oyen estos sonidos y se asustan. Otros los oyen con emoción e interés.
Con el tiempo, los niños aprenden qué significan tales sonidos. Por ejemplo, los destellos de luz y las sirenas de un camión de bomberos significan que los bomberos van a ayudar a alguien. El saber que los sonidos significan que alguien que está en peligro recibirá ayuda y el acostumbrarse al volumen y la intensidad del sonido de la sirena después de oírla muchas veces pueden convertir esta experiencia sensorial en una de menos miedo.
Las familias y los proveedores de E.I. pueden sintonizar con la experiencia sensorial del niño al observar su reacción a diversos sonidos, sabores, texturas, aromas y vistas. ¿Se acerca a los ruidos fuertes o se aleja de ellos? ¿Le gusta que lo muevan vigorosamente en el columpio o llora en el mismo? ¿Se ríe y sonríe cuando se le hacen cosquillas ligeras en los dedos del pie, o se relaja y responde a una presión firme en los pies?
Al observar estas diferencias, los cuidadores y el equipo E.I. pueden colaborar para proveerle oportunidades “perfectas” al niño individual y ayudarlo a aprender sobre su mundo. El presente boletín del Centro E.I. le ofrece a usted recursos e ideas acerca de juegos sensoriales de la vida cotidiana que pueden apoyar el aprendizaje y el desarrollo de los niños pequeños.