Los hermanos como modelos para los niños con discapacidades

sister and brother

La relación entre hermanos es a menudo la conexión familiar más duradera. Los niños que crecen juntos en un hogar pasan una cantidad significativo de tiempo uno con el otro. Este tiempo compartido desarrolla una relación especial y conexiones que duran toda la vida. Cuando un niño tiene un retraso en el desarrollo o una discapacidad, la relación con sus hermanos puede tener un impacto aun mayor, ya que las conexiones con otros niños pueden ser más difíciles. Los niños en la intervención temprana pueden aprender mucho de sus hermanos durante todo el día en diversas situaciones, como las de las horas de comer y jugar. A los niños con discapacidades, los hermanos les pueden servir en muchos papeles: como amigos, maestros, modelos y ayudantes o defensores. A un hermano mayor le podría encantar ayudar al menor en la E.I. Aun así, es posible que a veces se sientan celosos y digan “¡No es justo!” que al niño que recibe los servicios de E.I. le prestan una atención especial.

La importancia de la participación de los hermanos

Las familias y sus equipos de E.I. pueden planear maneras de ayudar a los hermanos a jugar y crecer juntos. La participación de los hermanos en los objetivos de los planes individualizados de apoyo familiar (IFSP por sus siglas en inglés) puede beneficiar a todos los niños, incluso al que tiene una discapacidad. Por ejemplo, los hermanos pueden participar en las sesiones de terapia del habla. Cuando sirven de colaboradores comunicativos, pueden ayudar a mejorar la comunicación de su hermano o hermana y desarrollar a la vez un lazo fraternal más fuerte.

Los hermanos pueden participar también en el juego del niño o niña que tiene un retraso o discapacidad. Pueden ser modelos excelentes del comportamiento apropiado para la edad.

A veces los hermanos que no tienen discapacidades podrían necesitar una instrucción extra para saber jugar e interactuar con el niño que recibe la E.I., ya que es posible que no responda como los hermanos esperan de un compañero de juego.

Los planes bien pensados y las estrategias enfocadas pueden ayudar a hacer que las interacciones fraternales sean positivas y divertidas. Considere el caso de un niño en E.I. que recibe apoyos para una discapacidad física. Podría ser difícil para este par de hermanos tirarse una pelota entre sí, pero un adulto puede animarlos a hacerla rodar entre sí por el piso. O considere el caso de una niña en E.I. a quien le dificulta interpretar indicaciones sociales, como las del lenguaje corporal.

Cuando su hermano le presenta un juguete para compartir, la niña tal vez no lo vea como una invitación a jugar. El padre o la madre puede animar al hermano a incluir las palabras “¡Comparte esta muñequita conmigo!” junto con el gesto.

Maneras de incluir a los hermanos

Primero, determine los mejores momentos para la participación de los hermanos. Las horas de comer o jugar pueden ser buenos puntos de partida. Empiece enseñando a los hermanos algunas maneras de que pueden interactuar con el niño que tiene una discapacidad.

Luego puede enseñarles cómo ayudar a desarrollar nuevas habilidades con su hermano al iniciar conversaciones, invitarlo a jugar con ellos, pedir que comparta y hacer actividades que requieren que se turnen. También pueden ofrecerle elogios positivos (“Mari, me gustó cómo compartiste tu juguete conmigo”) o guía física (“Víctor, déjame enseñarte los nuevos carritos con que podemos jugar”).

Estos elogios y modelos de comportamientos pueden ayudar a un niño en E.I. a experimentar más éxito y reforzar una relación fraternal positiva. A veces los hermanos que tratan de ayudar pueden desalentarse o luchar para conectarse con el niño que tiene un retraso o discapacidad. Cuando las estrategias no funcionan, sea usted instructivo y anime al hermano a intentar otra manera o busque la ayuda de su equipo E.I. para probar un enfoque diferente.

Fecha de publicación: 2018
Publicado originalmente en el Boletín: Volumen 30, Número 4