El aprendizaje comienza en el momento del nacimiento y abarca todas las interacciones que experimenta el bebé con otras personas y el mundo a su alrededor. La voz calmante de la madre, la risa chillante de la hermana y el bostezo ruidoso del abuelo les dan ejemplos a los niños pequeños que se convierten en los principios de aprender a hablar.
La comunicación en todas sus formas es la esencia de los comienzos de la lectoescritura. Los bebés se comunican al manifestar emociones, como por ejemplo llorando. Los niños de un año de edad dicen sonidos sencillos y a menudo señalan cosas con el dedo. Los gestos y sonidos llevan a las primeras palabras. El aprender a hablar usando un lenguaje compartido les abre a los niños todo un mundo nuevo.
Al escuchar el habla de otras personas y tratar de hacer sonidos, los niños pequeños preparan vías importantes en el cerebro con las que aprenden habilidades lingüísticas más complejas. El leer en voz alta a los niños también influye en el desarrollo de los cerebros jóvenes. El oír un lenguaje hablado estimula el crecimiento en partes del cerebro infantil y empieza a formar las conexiones que luego serán los bloques con que construir la lectura. El aprender un idioma nos permite conectarnos con nuestro mundo de maneras poderosas.
Las experiencias que tiene hoy su bebé o niño pequeño con hablar y escuchar pueden prepararlo para aprender a leer y escribir más tarde. El idioma que se habla en su casa es el idioma que más necesita oír su bebé. Así se forma una conexión familiar que es esencial para el desarrollo social y emocional de los niños.
Usted puede ayudar a su hijo a desarrollar habilidades de lenguaje y lectoescritura durante actividades rutinarias sin la necesidad de apartar un tiempo especial cada día. También hay cosas que puede hacer usted durante los tiempos programados de jugar y leer.
- Enséñeles a sus hijos que las actividades de leer y escribir son parte de la vida diaria.
- Hable con su hijo y dele los nombres de objetos, personas y eventos.
- Repita las secuencias de sonidos que hace su hijo y extiéndalas. Por ejemplo, a los bebés y niños muy pequeños frecuentemente les encanta vocalizar y repetir el mismo sonido, como dadadadada o bababababa.
- Anime la participación de su hijo en juegos de cantar y rimar. En vez de sentarse en silencio en camino a la guardería, cante o comparta con su hijo unas rimas infantiles.
- Lea libros ilustrados con su hijo y repítale cuentos con rimas y palabras o letras de sonidos similares. Los niños piden los mismos libros una y otra vez porque aprenden cada vez más y reconocen sonidos específicos que se relacionan con las imágenes o palabras impresas.
- Hable con su hijo durante actividades rutinarias y diarias, como por ejemplo durante el baño o la comida y responda a sus preguntas. Por ejemplo, si su bebé está sentado en su silla alta, usted puede poner la mesa y decir el nombre de cada objeto que coloca allí. Describa los colores y texturas de los objetos y luego deje que su hijo los toque.
Sea cual sea el método que usted escoja, estará animando el habla de su hijo.