¿Ha sentido alguna vez que la gente lo juzga, lo mira de cierta manera o comenta sobre usted como madre o padre cuando su hijo empieza a gritar en el súper porque no sabe comunicar sus necesidades o porque el ruido es demasiado abrumador?
¿Ha sentido alguna vez que la gente siempre hace preguntas sobre la discapacidad de su hijo que usted no sabe contestar, o que tratan de decir algo cortés que realmente suena increíblemente grosero?
Si usted se ha sentido molesto o con ganas de gritar “¿En serio?”, respire hondo. Estos momentos pueden ser oportunidades para usted de educar a otros padres y madres o de abogar por sí mismo.
Le ofrecemos unos consejos para ayudarlo a empezar:
1. “¡Se ve tan normal! ¡Si no me hubieras dicho, no sabría yo que ella es discapacitada!”
Sí, este comentario podría hacer que usted se sienta enojado y ofendido. Pero recuerde que muchas personas no saben usar un lenguaje que dé prioridad a la gente. Cuando usan la palabra normal, puede ser que piensen que están tratando de ser corteses felicitando a la niña. Usted puede usar esto como oportunidad de difundir la consciencia acerca de las discapacidades diciendo:
“Cada niño es distinto. Aprenden y hacen cosas de maneras distintas. Mi hija tiene una discapacidad, pero eso no significa que ella sea diferente de otros niños o que algo le pase. Es igual que el ejemplo de que algunas personas tienen que leer con lentes y otros, no.
“Por eso prefiero usar un lenguaje de persona-primero. La discapacidad no es un problema. En vez de definir a una persona según su discapacidad o diagnosis, utilice el lenguaje para enfatizar primero a la persona. Por ejemplo, un niño con una discapacidad. Esto nos permite enfocar más en los puntos fuertes de la persona. Cuando empiezas a usar el lenguaje de persona-primero, yo creo que cambias tu manera de ver el mundo.”
2. “¿Qué le pasa? Lo tienes que disciplinar más.” “Debes de dejar que él haga lo que quiera en casa.”
Estos son otros comentarios hirientes comunes. Lo podrían hacer querer gritar “¡Deja de juzgarnos!”. Otra vez, respire hondo y explique:
“Cualquier niño puede tener un colapso de vez en cuando y no es necesariamente un indicio de mala crianza. No le pasa nada malo a mi hijo. Es simplemente sensible a luces y sonidos, y estoy tratando de hallar maneras de ayudarlo a calmarse.”
3. “Se le pasará.” “¿Es capaz de asistir a la escuela?”
La mayoría de los padres no conocen el trayecto de la vida de usted, y posiblemente no saben nada acerca de la discapacidad de su hijo. Usted puede compartir con ellos su historia personal:
“A me hija no se le pasará su discapacidad. Su discapacidad no le impide ir a la escuela, aprender o hacer amigos. Te puedo decir más sobre la discapacidad de mi hija si te gustaría saber más.”