Me llamo Karen y soy la madre de una niñita de 3 años y medio que ha pasado por el programa de intervención temprana. Se concibió por medio de la fertilización in vitro. Nació a las 24 semanas de gestación y pesaba 1 libra con 5 onzas (590 gramos); pasó 3 meses en la unidad de cuidado intensivo neonatal y llegó a casa con la necesidad de usar oxígeno suplementario y un monitor de apnea. Se le diagnosticaron a los 6 meses tortícolis y plagiocefalia, por lo que requería terapia física. Usó un casco por 4 meses. Tiene un historial de enfermedades pulmonares y la internaron dos veces al hospital; una de estas veces requirió que la intubaran—un tiempo muy espantoso para mí y para mi familia. Mi hija recibió terapia de desarrollo, ocupacional, física y del habla a través del programa de intervención temprana. Logró habilidades apropiadas para su edad antes de su tercer cumpleaños. Ha hecho la transición al programa preescolar de nuestro distrito escolar local, y ¡me sigue maravillando todos los días!
Karen: la intervención temprana funciona
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